Cerca de mil personas acudieron el pasado sábado 8 de marzo a la representación del musical Life, love, light en la ciudad de Burgos. Venidos desde Santander, Bilbao, Valladolid, Madrid, Asturias, Vitoria, San Sebastián, Pamplona y sobre todo Burgos, llenaron el aforo de las dos sesiones. De hecho, ha sido la primera vez que se realizan dos actuaciones seguidas, lo que ha supuesto un gran reto, como explica Ramón de la Torre, narrador: “Tras la euforia de terminar, volver a la tesitura de actuar resultó complicado porque ni siquiera pudimos saludar al público, pero mereció la pena”.
El espectáculo, de hora y tres cuartos de duración, contó en esta ocasión con los testimonios de tres jóvenes del Movimiento de los Focolares: Andrés Sánchez Parody, que participaba además como ayudante de escena, Ana Guallart, en el conjunto, y Mar Álvarez, la encargada de coreografía. Vivir el evangelio día a día, ir a contracorriente y Jesús abandonado fueron tres experiencias de cómo vivir siguiendo el modelo de la beata Chiara Luce Badano.
En esta ocasión ambas actuaciones han sido posibles también gracias a la Delegación Diocesana de Infancia y Juventud de la Archidiócesis de Burgos -especialmente a su Delegado, Agustín Burgos– y a los miembros del Movimiento de los Focolares en Burgos y ciudades próximas, quienes han alentado y colaborado materialmente con los jóvenes, haciendo posible el gran número de ensayos que han tenido que efectuar desde hace meses. El Obispo de Burgos, Mons. Gil, antes de la primera representación, saludó a todos los que trabajaban en el espectáculo y les impartió su bendición.
La actuación en Burgos es ya la cuarta después de la JMJ en Madrid, en la Mariápolis de Javier y en Jerez. María García, la presentadora, explicó que “participar en el musical no es repetir lo mismo cada vez: es hacerlo vida, pues la experiencia de subirte al escenario y dejarte llevar por todos los que están -arriba y abajo- es mucho más que repetir un guión o hacer una actuación”.
El elenco de participantes, incluido el equipo técnico, suma ya 65 miembros, con alrededor de doce nuevas incorporaciones. Mar Álvarez, reconoce que “cuando hay un grupo tan numeroso embarcado en tal proyecto es difícil que no surjan las tiranteces”, pero que “con amor y sabiendo quién nos guía, todo es posible”.
Y es que los componentes son jóvenes y adultos de toda España: Girona, Barcelona, Valencia, Elche, Murcia, Sevilla, Madrid, Guadalajara, León, Santander, Burgos y Bilbao, lo que se traduce en un gran esfuerzo tanto económico -viajes, etc.-, como de tiempo. Sin embargo, el ambiente de familia va creciendo con cada actuación, y esta vez, explica Mar, han vivido una experiencia tan plena como la de la JMJ.
¿Volveremos a verles?
María Teresa Ausín Martínez